La Portavocía del Consejo de Menistros ha adquirido este viernes carácter histórico [ o tal vez histérico (e inclusive y porque no histriónico)] con la comparecencia del Pelat que li sembla al Alto Mando dels X-Men para anunciar al ciudadano que le ha comunicado al Presidente del Gobierno su deseo de abandonar el máximo órgano ejecutivo del Estado (o sea el Gobierno) para prepararse como líder concurrente y triunfante a las elecciones generales.

Pese a que los calores parecen haber debilitado el impacto mediático de la decisión de Rubalcalva la noticia es una noticia de impacto puesto que si algo tiende a demostrar es que lo mejor que puede hacer un candidato a unas elecciones generales es procurar que se le relacione lo menos posible con el Gobierno que manda y en el que incluso a día de hoy aparece. Es algo así como la rata que abandona un barco que está a punto de hundirse y que luego contempla desde el puerto como el mástil del navío que hasta ese momento copilotaba hunde su último trocito, el más alto, aquel en el que estaba moviéndose la banderita.

Tras este fin de semana uno aventura dos desarrollos progresivamente opuestos y mutuamente concurrentes en un mismo fracaso: el de Zapatero sacarinizando los potajes gubernamentales (y ya me dirás tú quien se traga un potaje con sacarina) y el del Pelat gritándole a las masas que no ha sido él porque él ya no tiene nada, absolutamente nada, que ver con el Gobierno.

País.